Fallece el Dr. Juan Manuel Jijena, Pionero de Neonatología
En un triste acontecimiento, el reconocido médico tarijeño, el Dr. Juan Manuel Jijena, quien dedicó su vida al cuidado de los recién nacidos, ha fallecido. Su incansable labor en el campo de la Neonatología lo convirtió en una figura destacada en la comunidad médica, dejando un legado invaluable. Como muestra de reconocimiento a su trabajo, el Hospital Materno Infantil lleva su nombre, siendo un tributo a su contribución excepcional.
Los restos del Dr. Jijena serán repatriados a su ciudad natal de Tarija el próximo jueves 13 de julio, donde se le rendirá un último homenaje. Su partida deja un vacío irremplazable en el Hospital Regional San Juan de Dios, donde brindó atención médica de calidad a los recién nacidos durante muchos años.
Nacido el 5 de noviembre de 1948 en la provincia Cercado del departamento de Tarija, el Dr. Jijena era hijo de Asencio Jijena Tejerina y Yolanda Durán Barrios. Estuvo casado con Maritza López Soruco, con quien tuvo dos hijas, Paola Luciana y Jimena Jijena López.
El Dr. Jijena se formó en Medicina en la Universidad Nacional de La Plata y luego se especializó en Pediatría, complementando su formación con una pasantía de un año en Neonatología. Al regresar a Tarija en junio de 1979, se encontró con un desafío considerable, ya que el servicio de Neonatología en el antiguo Hospital de Niños contaba solo con una habitación y un tubo de oxígeno.
Determinado a mejorar las condiciones para el cuidado de los recién nacidos, el Dr. Jijena emprendió una labor titánica de transformación. Derribó paredes para ampliar el espacio a dos habitaciones con ventanas al pasillo, permitiendo que las familias pudieran ver a sus bebés mientras estaban hospitalizados.
Con el tiempo, estableció su oficina, un área para las enfermeras y una sala de lactancia, donde las madres podían extraer leche materna o, en caso de no poder hacerlo, utilizar fórmulas alimenticias. «Finalmente teníamos todas las instalaciones completas. Fue entonces cuando realmente comenzó mi actividad», afirmó.
Recordando los desafíos de aquellos días, el Dr. Jijena mencionó la falta de equipos médicos especializados en ese momento. Tuvo que traer algunos equipos por su cuenta, como los necesarios para realizar transfusiones sanguíneas y terapia de luz. Estas innovaciones, que ahora parecen rutinarias, eran novedades en aquel entonces, y gradualmente pudo adquirir más dispositivos médicos.
A pesar de los obstáculos, el Dr. Jijena se sentía a menudo solo en su trabajo, ya que no contaba con suficiente personal para colaborar con él. Como resultado, se dedicó a capacitar a las enfermeras en Neonatología para que pudieran asistirlo en su labor.
En su bata blanca, el Dr. Jijena evoca con nostalgia que muchas vidas fueron salvadas durante ese tiempo, y muchos de sus antiguos pacientes, ahora adultos de más de 30 años, lo visitan junto con sus propios hijos.
La comunidad médica y la población en general lamentan profundamente la pérdida de este destacado profesional, cuyo legado perdurará en la memoria de todos aquellos a quienes tocó con su dedicación y compasión.